martes, 21 de abril de 2015

L A G O L O N D R I N A II

¿ A dónde irá… veloz y fatigada?

(Canción y poema para una despedida)

La golondrina de Iribú 
nos acompaña siempre en La Colina
Si el capítulo “¿Volverán las oscuras golondrina?” fue un canto y un refranero de bienvenida y alegría a la llegada de la mensajera peregrina portadora de la primavera, el presente es una canción de despedida. Y según Neruda “la palabra despedida, como la de partida o invierno, tiene sonido de tambor lúgubre”. Éste es el caso de la siguiente canción popular mexicana. Melodía y letra melancólica y sentimental, emblemática de los exiliados mexicanos a Francia a mediados del siglo XIX a raíz del conflicto bélico entre los dos países. La música de Narciso Serradell Sevilla (1862) y el texto del escritor español, emigrado a México, Niceto de Zamacois, han sido inmortalizados y divulgados por el mundo entero como himno simbólico del emigrante; interpretados por grandes cantores como Alfredo Kraus, Plácido Domingo, Elvis Presley, Olimpia Delgado, Los Panchos, etc. También es pieza habitual de repertorios corales y rondallas. Mi rondalla “Voces de Otoño”, la interpretó en concierto la semana pasada, durante la Semana del Mayor en Majadahonda.

La inclusión en nuestro programa y su interpretación me llevó a reconsiderar mi relación con la golondrina  y a sintonizar con la tragedia que la emigración ha supuesto y continúa suponiendo para todo ser viviente, para aves y personas: el éxodo del pueblo a la ciudad, del campo a la urbe, de una provincia, una región, un país, e incluso de un continente, a otro.

También para “mi amada golondrina” traumatizada, pensando en el obligado retorno, tiene que ser dura la despedida del nido donde crecieron sus polluelos, de los lugares de recreo, veraneo y abundante alimentación. Y triste tiene que ser la percepción de que lo bueno se acaba: quedó atrás  la primavera. Y pasó el verano. El otoño la llevará al gélido, largo y mortal invierno. Se achican los días y el sol palidece, el termómetro desciende y la soledad crece… La despedida es partida con un retorno incierto. ¿Volverán….?

A los lectores que no conozcan “La golondrina” les aconsejo disfruten de nuestra versión  elegida de Internet.


A continuación  os ofrezco el texto que cantamos en nuestra Rondalla.

LA GOLONDRINA

¿A dónde irá veloz y fatigada
la golondrina que de aquí se va?
Oh, si en el viento se hallará extraviada,
buscando abrigo y no lo encontrará.

Junto a mi lecho le pondré su nido,
en donde pueda la estación pasar.
También yo estoy en la región perdido,
¡oh! cielo santo! sin poder volar.

¡Ave querida! ¡Amada peregrina!
Mi corazón al tuyo acercaré,
oiré tus cantos ¡ tierna golondrina!
Recordaré mi patria y lloraré.

viernes, 3 de abril de 2015

"Algo se muere en el alma cuando un amigo se va..."

Y ese algo se duplica y multiplica cuando es doble la inesperada partida, como se dio la circunstancia para cerrar las idus de marzo. Agrandando mi tristeza y amargura, a distinta hora. A primera de la mañana y primera de la tarde. La radio fría, distante e indiferente comunicaba la muerte de un viejo amigo, amistad desde la juventud en las aulas salmantinas: José María Martín Patino, y el ordenador anunciaba tras la siesta en escueto mensaje de Párraga, director del Coro Entre Amigos: “Me comunican que acaba de fallecer Jesús Muerza”, amigo de amistad profunda y más reciente, nacida a través de la música y del paisanaje Vizcaya-Salamanca y Golpejas-Carrascal.

Sirvan de homenaje y muestra de cariño a ambos el siguiente recuerdo, en prosa y verso, en estas mis Memorias, en un día tan apropiado: Viernes Santo de Dolor 2015. 

José María Martín Patino

Primera misa del Padre Patino en Frankfurt

Retrato impresionista del Padre Patino, reconocido y elogiado por la prensa y otros medios de comunicación: "Un hombre de acción", "escritor y teólogo salmantino", "jesuita de hierro", "mano derecha de Tarancón", "y también la mano izquierda", "artífice de la transición eclesial", "luchador por el diálogo y comprensión entre sectores sociales diferentes", "enamorado de la reconciliación entre vencedores y vencidos, entre ricos y pobres", "presidente de la Fundación Encuentro... ".

Mas para mí, José María era Pepe y era eso y mucho más. El carácter fuerte, frío, distante y luchador no era el de mi amigo Pepe. Pepe era sencillo, cordial, amigable, sociable y humanitario. 

En Frankfurt, donde reanudamos la amistad trabada durante nuestros estudios en Salamanca, yo estudiando "Modernas", mientras él estudiaba "Clásicas", consolidamos nuestra amistad. Allí era amigo de todos: de los ricos (los naranjeros exportadores y banqueros alemanes y españoles) para ayudar a los pobres: a los Gastarbeiter (trabajadores emigrantes en los 60) y a los estudiantes. Más de una vez me contrataba (?) como repartidor de naranjas, donadas por el Mercado Central de Frankfurt, entre los necesitados. De su "apostolado" con los jóvenes da testimonio todavía hoy el trío más fiel: Peter Fromm, José Luis Laguna y Manolo González. Integrado en nuestras familias, a él debemos bautizos en Frankfurt (Antje, nuestra primogénita, e hijos de Laguna), bodas en Madrid (Antje, e hijas de Laguna ), Valencia (Peter) o Salamanca (Emma); y comuniones (Lucila, en Madrid). En Valencia casaría a nuestro fiel amigo Peter Fromm, de confesión evangélica, en la catedral valenciana, superando obstáculos episcopales.

Pero el más preciado galardón de su amistad fue dejarme contagiar de su incesante interés por aprender y mejorar, animándome a escribir mi tesis doctoral e impulsándome y facilitándome más tarde mi traslado a Bilbao, como profesor y director del Departamento de Germanística en la Universidad de Deusto.

Años más tarde, asentados ambos en Madrid, aprovechábamos el paréntesis de mediodía, para practicar juntos el tenis en San Cristóbal, antes de la comida familiar en Majadahonda.

Lo bueno suele terminar donde comienza: nuestro último encuentro, hace un par de años, tuvo lugar en Salamanca, invitándome a reencontrarnos en la modesta residencia de Florida de Liébana, pueblo salmantino en las riveras del Tormes, donde continuaba trabajando con empresarios para la promoción y difusión de productos alimenticios charros.

Un día antes de cumplir los noventa alcanzó la jubilación definitiva. Descanse en merecidísima paz, este gran amigo, defensor a ultranza de la concordia, la igualdad y el diálogo.


A Jesús Muerza

Nuestro tenor escuchando la actuación de su hija Elena en el Teatro Real

En el templo místico de mi memoria
tienes, Jesús, altar alzado,
entre gótico y barroco,
donde fulgente lamparita arde
por el recuerdo y el cariño
custodiada,
dádiva
para los amigos como tú, fieles, 
reservada.

Oculta y escondida,
cual reliquia de santo,
en cofre de plata venero,
tu voz de tenor alegre,
impartiendo alegrías
y armonía.

Te recuerdo como eras
en ensayos y conciertos,
festejos y sobremesas, 
en tu jardín (¿tuyo?)
y en mi retiro campestre (¿mío?).
En vuestra visita relámpago, 
irradiando humor y alegría,
dando lo malo por pasado.

Oigo y escucho tu palabra vasca
humanizando, 
con tu verbo unamuniano 
filosofando,
y tu quevedesco y burlesco tono 
repartiendo gracias y sentencias,
satirizando.

En la oscuridad de las sombras
de tu ausencia 
sobrevives nunca olvidado.
Lucecita
que no apagarán los tiempos,
compañero del alma
¡tan amado!

Jesús en un concierto de EntreAmigos