lunes, 29 de abril de 2013

LA CONQUISTA de G E R M A N I A

 La Trama de la Vida, Alemania aval de una existencia


Nota preliminar: El lector que busque coherencia o concordancia en nuestro blog, lea con anterioridad al presente capítulo -si no lo ha hecho hasta ahora- los apartados relacionados con Alemania: Alemania en el Horizonte, Boda de miel y Frankfurt über Alles.

Der Römer (foto http://www.frankfurt.de)
Al curso de verano en Heidelberg y a la breve estancia en la AEG de Frankfurt siguió continuadamente, un largo periplo de varios años en la ciudad de Goethe, la etapa quizás más apasionante y atractiva, más decisiva, determinante y trascendental en mi vida. Frankfurt, además de plataforma profesional sirvió de incentivo y promoción, ampliación de horizontes y referencia obligada. Alemania es sinónimo de aptitudes y normas, rumbo y recuerdo de una pacífica batalla de sobrevivencia.

Los intrépidos navegantes Palmira-Manolo, curtidos por la experiencia y vivencias insólitas e inesperadas, cargados de recuerdos, amistades y enseñanzas, y acompañados ya de sus tres hijas mayores, aquella pareja de novios aventureros que aterrizaba en Frankfurt con poco más que lo puesto, retornaba tras años a Algorta y Deusto con el maletero de un Opel Record atiborrado de novedosos enseres domésticos alemanes, con la fuerza y energías de un pasado provechoso y aprovechado: el novato Licenciado regresaba Doctor.

La lejana Alemania, entonces todavía dividida, continúa aún irradiando nostálgica atracción.

Revivir con palabras escritas algunos de los episodios más significativos y memorables de aquella década en el extranjero es el objetivo de nuestra serie sobre Alemania. Transmitir las semblanzas de unos años y lugares, y de un mundo en las antípodas del rural y provinciano charro de nuestra juventud, es tarea difícil aunque gratificante.

Ante tan ingente distancia en el tiempo y en el espacio, hasta el dominio de la lengua, la historia y la cultura, nombres y lugares van inexorablemente languideciendo y eclipsándose en mi memoria. Pero todavía hoy, transcurrido medio largo siglo, Alemania, sus pueblos, ciudades y gentes, sus paisajes, personas y personajes continúan apareciéndose en sueños y realidades.

Para el anciano bloguero “romántico” Frankfurt con su Main, el Römer y la Hauptwache, su catedral y su Internationale Messe, el Taunus con su Feldberg y la Bachschule con el Onkel y la Tante Lola inmortalizándolos, las calles y barriadas: Unterlindau- y Paul Ehrlichstrasse (1ª y 2ª vivienda, ésta última agrandada, animada y alborozada con la llegada e incorporación de las hijas) Hoechst-Unterliederbach y su Ludwig Henslerstr., nuestra última residencia, adosado ajardinado y todo (v. foto en cap. Jardinero de familia), y numerosísimos etcéteras son mucho más que lejanos paisajes y recuerdos de la década más trascendental en la vida de una familia.

MAPA: Caída del Imperio Romano
No fue conquista, ni mucho menos, como pregona el enunciado del capítulo. A Germania solamente la conquistaron los hunos (V. mapa adjunto). Alemania no fue conquista para mí y mi familia. Fue aprendizaje y descubrimiento. Descubrir es vivir y aprender. Aprendimos a ser río marchando siempre hacia adelante. Descubrimos otra cultura y otra lengua. Conocimos otras gentes. Otros modos y modelos de vivir y convivir. Asimilamos valores valiosos, desconocidos, que pusimos en práctica y continuamos practicando. Aprendimos a conocer y amar la naturaleza y los animales. Lastimosa y vergonzante fue mi primera experiencia en este terreno. Una anécdota lo confirma:


Entre las primeras amistades en mi llegada a Frankfurt, todavía soltero, figuraba la del director de la oficina de turismo (Die Deutsche Zentrale für Fremdenverkehr), un tal Herr Möhring, personaje entrañable y cercano, pero tedesco integral. Solía invitarme a la mesa algunos fines de semana y a pasear por el Frankfurter Wald (el bosque de Frankfurt), acompañados de sus hijos. En su afán didáctico de practicar y aprender español y botánica, a cada dos por tres me torturaba con la muletilla “Wie heisst das?” (¿cómo se llama esto?). ¡Cielo santo! Para el españolito -uno más de tantos- interesado y conocedor de poco más que chopos y encinares, amapolas y malvas, todas las coníferas eran pinos y toda la floración rosas o flores. Avergonzado empecé desde entonces a interesarme, conocer y enamorarme de ese maravilloso don de la naturaleza que apodamos flora.

Copiamos también el afán viajero de los alemanes: viajar es también vivir y aprender. “El viajar ensancha la mente”, como escribió mi apreciado Octavio Paz y coincidiendo con Séneca en que la vida es “un viaje y una búsqueda”. Alemania nos abrió sus puertas de par en par.Nuestro afán no fue labrar fortuna -aunque retornamos con un pisito en Salamanca- sino ganar amistades y contactos, ensanchar y ampliar horizontes y achicar barreras. Los Pirineos se hicieron expugnables. Y nos adentramos en Europa por Irún, Roncesvalles, Canfranc o Portbou, y a Alemania por Saarbrücken o Estrasburgo.

Aprendimos y copiamos tradiciones que conservamos vivas en festejos y celebraciones familiares : La "Weihnacht" (Navidad) y los regalos del "Christkind". La "Adventskranz" (corona de adviento), y la casera "Stollen" preludiando la llegada de los imperdonables "Lebkuchen" de Nürnberg, facilitados en el sur de Europa en muchos supermercados. La "Osterhase" (liebre de pascua) era esperada con la misma ilusión que el ratoncito Pérez por los pequeños de la familia el domingo de Pascua por la mañana. Enternecedora y gozosa la tierna escena de los pequeños/as buscando los "Ostereier" (huevos de pascua) escondidos por los mayores en la hierba y arbustos del jardín o entorno de la casa.

En las prácticas reposteriles alemanas, son avezadas maestras Palmira, nuestras hijas y alguna de nuestras nietas. Los "Kuchen" y "Torten" alemanes caseros no pueden faltar en nuestras sobremesas. Y el potpourri de germanismos y muletillas alemanas son la sal y pimienta en algunos de nuestros saludos, dichos y proverbios.

Ejemplos perdurables: Gute Nacht, Vielen Dank, Danke schön, Bitte schön, Wie schön, Wiedersehen, Mein lieber Mann, Alles Gute, Tschüss, Lecker y "Leckerisimo". Und so weiter, etc., etc.

Sin pensarlo, ni casi buscarlo, alcanzamos la categoría de bilingües y Alemania acabó convertida en nuestra "zweite Heimat" (segunda patria) y retornamos a la madre patria regocijados, fortalecidos y promocionados. Con una vasta experiencia y un aprendizaje, que requerirán algunos capítulos más.

jueves, 4 de abril de 2013

MIS AUTORES FAVORITOS III:


Gabriel Miró-Juan Rulfo: Obras son amores


La cortesía de los libros permite disfrutar de la belleza del Arte de la Palabra a todas las horas del día, en todas las estaciones del año y en todas las edades y vicisitudes de la vida. Y el don de la memoria y la fantasía es premio que nos faculta para simultanear presente y pasado. Muestra de todo ello es el disfrute anual de una lectura obligatoria, cuando las mimosas, prímulas y prunos preludian la primavera y llega la pascua florida, aunque este año haya sido marzal y lluviosa.

Todos los años por estas fechas me acompaña la lectura de algunos capítulos del arrinconado novelista alicantino Gabriel Miró con sus “Figuras de la pasión”, siguiendo escrupulosamente, desde mi época estudiantil, recomendaciones agradecidas de Fernando Lázaro Carreter, ilustre profesor y maestro de Crítica literaria.

No se trata de una historia novelada o de una apología o panegírico del histórico acontecimiento, como el título induce a conjeturar, sino de un homenaje lírico a las mujeres de Jerusalén y a las tres Marías bíblicas, sobresaliendo por su belleza el dedicado a María Magdalena - y concretamente de un testimonio de amor filial del autor a la madre, a quien el novelista, agnóstico confeso, honra con la escueta dedicatoria del libro: “A mi madre, quien me ha contado muchas veces la pasión del Señor”.

“Levantaron las mujeres sus ojos al azul de la tarde y prorrumpieron en palabras de júbilo y bendiciones al Señor. Muy alto, entre Cafarnaum y Bethsaida, venia el gracioso triángulo de una bandada de grullas. Doce aves vio María Salomé… La madre de la mujer de Kefa sonrió descreídamente porque sabía que su Simón guardaba la promesa de las llaves del Reino de los Cielos. Pero pronto olvidaron sus querellas para recibir devotamente el anuncio de la llegada del Maestro y los suyos. El Señor les enviaba su mensaje con las aves del cielo porque todas las criaturas le pertenecían.

Y cuando bajaron los ojos a la tierra se les apareció un caminante entre las barcas derribadas sobre la frescura del herbazal.”

Este testimonio, y circunstancias fantasiosas, me llevaron a emparentar a Gabriel Miró con otro de mis devotos y admirados autores, el mexicano Juan Rulfo, quien no precisa presentación, pero de quien vale la pena degustar y recordar el comienzo de su Pedro Páramo, en el que la figura de la madre ocupa el maravilloso pórtico de la novela:

"Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría; pues ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo: “no dejes de ir a visitarlo – me recomendó. Se llama de este modo y de este otro. Estoy segura de que le dará gusto conocerte”. Entonces no pude hacer otra cosa sino decirle que así lo haría…

Pero no pensé cumplir mi promesa. Hasta ahora pronto cuando comencé a llenarme de sueños, a darle vuelo a las ilusiones. Y de este modo se me fue formando un mundo alrededor de la esperanza que era aquel señor llamado Pedro Páramo, el marido de mi madre." 
Escribía Oscar Wilde: “ No es necesario tomarse toda la botella para saber a calidad del vino”. Pues para que nuestros lectores corroboren la sentencia de Oscar Wilde y agradezcamos también a Gabriel Miró, como muestra de mi devoción y admiración, la inclusión en unas Memorias del principio de su mencionada novela.


Nota suplicatoria:
A los lectores inquietos, inteligentes y atrevidos que deseen incorporarse al círculo de amigos y defensores del dúo Rulfo - Miró les recomiendo acercarse con lenta lectura preventiva al “Llano en llamas” de Rulfo (http://www.apaduques.es/Juan-Rulfo_Llano-en-llamas(1).pdf) y a saborear las agridulces "Cerezas del cementerio” de Miró, auténticas exquisiteces y delicias literarias.